Bonn es una ciudad pequeña, probablemente de unos 300.000 habitantes, un poco menos del doble de Caricuao, mi parroquia en Caracas. Durante la Guerra Fría, el Muro de Berlín impidió que la ciudad continuara siendo la capital de Alemania, así que esa representación se trasladó a Bonn. Es por esa razón que aún hoy, muchos años después de solucionado el conflicto, la ciudad es todavía sede de importantes edificios y organismos como las Naciones Unidas continúan manteniendo algunas agencias principales. Bonn es también el hogar de varias decenas de miles de estudiantes universitarios de prácticamente todo el mundo.
Con todo y eso, debo decir que Bonn pareciera ser una ciudad bastante aburrida. O como dice la página principal de la ciudad, "sus habitantes disfrutan de la vida tranquila a orillas del rio Rin". Sin embargo, todo depende del cristal con que se mire. Para mí, en este momento, puede que represente simplemente un descanso de mi caótica Caracas. Para Gerhard, es la ciudad en la que nada que no haya sido planeado con antelación puede suceder. "Es la ciudad más predecible del mundo, por decir lo menos", me dijo anoche mientras mirábamos la tele, en alemán, por supuesto. Personalmente, me parece que la pulcrísima organización de los horarios del autobús confirman esa sentencia. Aún así, creo que siempre hay cosas de las que asombrarse. Esas son las curiosidades que estaré contando por aquí.
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